HOMEOPSICOLOGÍA
(Fuerzas Homeopáticas desde
4.0. El Sanador Integral ha de ser un Psicólogo, un Médico del Alma
El “alma” –“anima”- o la “psique” del ser humano es el otro aspecto de su ser que, con grandes luchas, incomprensiones y dificultades, ha ganado ya actualmente un sitio destacado en
El Sanador Integral ha de ser entonces también un Psicólogo, no como algo “extra” o “accesorio” sino como algo vital y fundamental en su práctica médica, pues ha de saber mirar y comprender esos aspectos del ser y de la enfermedad no físicos, intangibles, “invisibles”, que su paciente le expresa y le comunica con su palabra, gestos y actitudes, y que, por supuesto, no se encuentran sólo en la esfera “mental” o “emocional” sino en su ser entero…
La “hermana menor”, para el Médico Integral, ha de convertirse en la “hermana mayor” que, al mirar y comprender los aspectos biocorporales de su enfermo, los ve y los entiende como manifestaciones externas de algo más importante y trascendente que está en el interior… Hay una “voz” y una “llamada”, en cada síntoma y en cada enfermedad, que hay que escuchar… Hay un “camino homeopático” que el proceso morboso está señalando para este enfermo, en este momento particular de su historia, que hay que transitar… Hay un proceso de cambio, de evolución, de transformación, que se está significando en el homeodinamismo patológico y que hay que asumir… Y esto es lo que preponderantemente hay que observar, analizar, investigar y descubrir, durante el Tratamiento Integral Homeopático…
Juntos –hay que insistir otra vez-, médico y paciente… El mejor “psicólogo” del paciente es el propio paciente. Él sabe, mejor que nadie, quién es y qué quiere, cuáles son sus límites y sus potencialidades; cuál es el “camino” o el “cambio” que hay que enfrentar… Y habla y se comunica, como un excelente psicoterapeuta de sí mismo, a través del lenguaje que escoge y a través de sus gestos y actitudes –por lo regular en forma “inconsciente”-… Su “consciente” pregunta al médico qué le pasa o qué tiene que hacer, pero si uno, con verdadera actitud homeopática, no se apresura a responder, el “inconsciente” del mismo enfermo empezará a responder a sus preguntas con una gran sabiduría y exactitud… El Verdadero Médico, amoroso y atento, sólo tiene que escuchar, percibir, homeoconectarse con el interior del enfermo, empatizar con él, comprender-gozar-sufrir con él, experienciar la unidad con él, ser-hacerse como él, ser él en solidaridad y semejanza, para despertar las Fuerzas Homeopáticas correspondientes en sí mismo y transmitirlas a su paciente en las formas, tiempos y expresiones más adecuadas…
En Homeoeducación, en Homeofilosofía, en Homeociencia, en Homeopsicología, nadie ha de decidir por nadie, nadie ha de pretender a priori saber las respuestas sobre nada, nadie ha de juzgar o condenar como “bueno” o como “malo” tal camino o tal objetivo, ni como “buena” o “mala” tal decisión o tal respuesta… En cada situación particular el paciente es el único que sabe, él es el responsable de lo que le pasa y de él dependen su curación profunda, su alivio transitorio o su estancamiento crónico… Y, por ello, toda percepción profunda del Sanador Integral, toda Ciencia y Sabiduría, todo amor posible, han de estar no dentro de sí sino en el interior del otro cuando ocurre la consulta auténticamente homeopática…
Un “noveno” al menos, entre las Fuerzas Homeopáticas, ha de surgir de esta especialísima comunicación entre las psiques de médico y paciente… Cuando, con humildad y generosidad, el Verdadero Médico logra interconectarse con su enfermo, de interior a interior, de alma a alma, de corazón a corazón, frecuentemente comienza ya
En el rumbo de
“Duc in altum” (VVV)
“VE más lejos, VE más alto, VE más profundo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario